Los textos fundacionales para el estudio contemporáneo sobre la noción de autor son “La muerte del autor” (1968), de Roland Barthes, donde propone a la escritura como “la destrucción de toda voz, de todo origen”, y “¿Qué es un autor?” (1969),  donde Michel Foucault define al autor como una función del texto. A pesar del notable impacto de estos dos textos en el ámbito académico, en los últimos años la figura autoral ha reconquistado un lugar de privilegio tanto en la creación literaria –donde se tiende a introducir al autor como protagonista de la escritura de ficción- como en el debate teórico, abriendo nuevos horizontes para su análisis histórico-social. En los últimos años, la figura autoral ha sido abordada teóricamente desde una diversidad de perspectivas: ya sea asumiéndola como producto textual (conformado por un conjunto de textos heterogéneos: biográficos, mediáticos, académicos, visuales, autográficos, etc.), como producto del sistema literario, como intertexto fundamental en el proceso de recepción lectora, como función determinante en las formas de circulación, valoración y apropiación de la obra, como construcción histórica y social que se materializa en estereotipos y tópicos sobre la autoría, entre otras. De esta manera, los abordajes teóricos más recientes han vuelto a cuestionarse acerca de la relación entre el autor y la obra mediante una conceptualización compleja de la figura autoral, que la sitúa más allá de su realidad empírica y referencial.  Al retomar la figura autoral como noción clave del funcionamiento del texto literario en sentido amplio, la academia francesa y anglosajona ha abierto nuevas perspectivas para reflexionar sobre el funcionamiento de la literatura como sistema e institución cultural. Debido a que dicha reflexión ha estado ausente en el ámbito hispánico y latinoamericano, resulta importante y necesario contribuir, desde la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, a enriquecer la discusión.